En estos días de confinamiento en nuestras casas nos hemos visto obligados a modificar
rápidamente nuestras rutinas para adaptarlas a la nueva situación. Nuestra alimentación
no debe ser una excepción, es importante que tengamos en cuenta el equilibrio o balance
energético: la relación entre la energía que nos proporcionan los alimentos y bebidas
que ingerimos y la energía que consume nuestro cuerpo con nuestra actividad diaria.
Si hemos reducido nuestra actividad física, nuestra alimentación también debe adaptarse
proporcionalmente a esta nueva circunstancia. Se entiende que cada persona es diferente
y los factores genéticos son determinantes, pero en general hay algunas sencillas reglas
que funcionan para la mayoría. Si tu actividad física es menor, tu alimentación debe ser
más ligera, menos calórica, si queremos mantener nuestro peso saludable.
Podemos conseguirlo de dos maneras: rebajando algo las cantidades, es decir, comer los
mismos alimentos, pero un poquito menos en cada comida; o llenar igualmente nuestros platos,
pero ahora de alimentos con menor aporte calórico, siempre garantizando nuestro aporte
diario de nutrientes. Es muy sencillo: si vas a moverte menos y quieres mantener un peso
saludable, come un poco menos o cuida un poco más lo que comes.